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INFLUENCIADORES Y CONSUMIDOR RACIONAL

Por: Claudia Montoya
Septiembre de 2023
Revista Digital Industria Legal Vol. 16

Para el año 2023 la industria de influenciadores es a nivel global de 21 mil millones de dólares (US $21,1 Billones), suma significativamente mayor que la referida en el año 2020 cuando reportaba 9 mil millones de dólares (US $9 Billones). Estos datos los reporta (“Influencer Marketing Hub”. Benchmark report 2023, ver más AQUI), quien anualmente mide este mercado, mediante encuestas entre agencias y especialistas en el mercado de influenciadores de diferentes sectores y categorías de productos, en diferentes lugares del mundo.

El costo del influenciador aumenta según el número de seguidores que tenga Puede ser nano, micro, mid, macro influenciadores, celebridades y cewebrity, término que se usa para referirse a la persona que se vuelve famosa a través de la “web”.

Para contratar a un influenciador se consideran diferentes elementos que inciden en su remuneración y, al tiempo, permiten mayor capacidad para determinar la publicidad en función de los intereses de la marca y el anunciante e identifican en cada caso quién es el consumidor racional Las variables pueden ser el tipo y tamaño de la audiencia que se quiere alcanzar, el tipo (prototipo) de influenciador para que encaje con la marca, el producto y la categoría, la plataforma digital que se usará, la calidad y creatividad que debe emplear el influenciador en sus posts, los costos de producción, el “engagement” o compromiso emocional que logra crear en el consumidor con la marca y, algo muy importante, el destinatario del producto, es decir, el tipo de consumidor o target.

Las características, modo de selección, especificidad de los influenciadores, y todas las variables anteriores, sumadas a herramientas de inteligencia artificial y digitales que permiten perfilamientos, segmentación del mercado con precisión y definición de audiencias más puntuales, me llevan a concluir que el consumidor digital corresponde a un espectro más planeado, concreto y reconocible, por lo que la noción de consumidor racional se sofistica y su concreción exige mayor responsabilidad

Así, para cada caso y en cada campaña debe establecerse quién es el consumidor racional, pues, aunque la publicidad puede ser percibida por muchas personas, no está dirigida a todas ellas, sino a un consumidor objetivo que utilizaría los productos o que es la persona a quien se quiere conquistar. De esta manera, y recurriendo a un ejemplo reiterado en otros artículos, si en un post de productos de higiene femenina que no está destinado a ser usado por hombres un cibernauta masculino alega engaño, el engañado podrá ser otro y, en todo caso, esta situación es jurídicamente indiferente (Jaeckel Jorge, Claudia Montoya Revista Actualidad Mercantil No 7/e- ISSN:2523-2851. Pontificia Universidad Católica de Perú, 2023, ver más AQUÍ).

Lea la publicación Original en el siguiente enlace:
https://www.flipsnack.com/cejchile/the-legal-industry-reviews-colombia-vol-16-septiembre-2023.html?p=42

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